En épocas tan trajinadas y complejas como las que vivimos actualmente, es necesario que las personas deban adoptar actitudes perseverantes para poder enfrentarse a los retos diarios y poder así destacar y lograr sus objetivos.
Como es conocido, nos desenvolvemos en una sociedad que nos impone grupos de control de una forma u otra, bien sea en el hogar, en el espacio laboral que nos desenvolvamos o bien en la institución educativa que nos encontremos, siendo necesario que exista un figura de guía que permita la coordinación de las acciones para poder el grupo funcionar de forma correcta.
Es aquí donde entra en juego la figura del líder, pero ante la situación de guía y ejemplo que dicha persona debe desempeñar, de seguro te preguntaras, ¿un líder es una persona que nace con esa vocación? o ¿ bien es una persona que desarrolla esas cualidades?. En efecto, te preguntas, ¿Habré nacido yo para líder? o ¿Debo formarme como uno?, si gusta plantear la situación desde tu propia perspectiva.
Pues bien continúa leyendo y verás la sorprendente respuesta para ello.
¿Nacemos siendo líderes o nos formamos como tal?
La respuesta es SI y No, tranquilo no te sorprendas.
Primero vamos a explicarte por partes para que puedas comprender.
Los líderes nacen.
Esto es un hecho, de que ciertas personas nacen con atributos por medio de los cuales pueden potenciar su personalidad y proyectarse así como figura de liderazgos, en este aspecto nos estamos refiriendo a personas que tienen vocación de liderazgo.
En efecto, estamos hablando de personas cuya personalidad innata es extrovertida, chispeante, controladora (porque no decirlo), y con ambiciones de superación, estas son cualidades intrínsecas en una persona cuya personalidad es fuerte y desafiante.
Siendo de esta forma los estereotipos de la mayoría de los personajes influyentes en la historia, que han fungido el rol de líder.
En consecuencia, para responderte las personas si pueden nacer pero con los atributos de líder, siendo así como algunos logran desempeñar de mejor forma ese papel.
Los líderes se hacen.
Todos somos seres humanos, evidentemente como te señalamos en líneas anteriores, nuestras personalidades pueden llegar a ser sumamente diferentes, presentándose algunas con mayor predisposición a desenvolverse con mayor facilidad en algunos planos que otras.
Pero en lo que respecta, a la figura de liderazgo, cualquier persona puede convertirse en uno, esto obedece a que en un principio nos alberga el deseo de superación y el instinto de protección de las personas que deseamos, actitudes que todo líder posee.
Es por ello, que ante situaciones de emergencia, o bien de presión excesiva, una persona puede desenvolverse como figura de liderazgo, actuando con sentido común, toma de decisiones de forma asertiva y conduciendo un equipo a la obtención de un logro.
De modo tal que en esta circunstancia, se formaría un excelente líder producto de las circunstancias y aprovechamiento acertado de las oportunidades, siendo ello posible cuando la persona reconoce su gran capacidad y lo mucho que puede otorgar.